FALTA DE FE

Marcos 6:1-29

Mi lectura de hoy ha abarcado tres pasajes diferentes, la visita de Jesús a Nazaret, su tierra natal, su envío de los doce en un misión y, finalmente, la muerte de su primo, Juan el Bautista. Sin embargo, lo que centró mi atención fue la visita a la aldea donde se crió.

Lo más sorprendente es el rechazo que provocó entre sus paisanos. Jesús era demasiado conocido, sabían quién era su madre, su padre, sus hermanos y hermanas. Se sorprendieron de sus conocimientos y según dice el texto Jesús se convirtió en, un tropiezo para ellos. Ahora bien, lo que más me ha llamado la atención y hecho pensar son las palabras que Marcos usa para describir el resultado de aquella visita, y no pudo hacer allí ningún milagro, a parte de curar allí a unos enfermos sobre los que puso las manos. Estaba [Jesús] verdaderamente sorprendido de la falta de fe de aquella gente.

El reto para mí es preguntarme si mi falta de fe puede hacer que Dios no llegue a ejecutar milagros en medio mío. Mi falta de fe puede tener varios orígenes. Uno es el pecado, cuando de forma voluntaria permito el pecado en mi vida, es decir, vivo en rebeldía ante Dios, mi fe se deteriora, mi capacidad de confiar en Él merma y, consecuentemente, nada pasa en mi vida o entorno.

Otra causa puede ser mi racionalismo. Mi fe se ha hecho tan racional que no tiene ya la capacidad de creer en el poder de Dios para intervenir más allá de lo que yo puedo visualizar o mentalmente imaginar.

Finalmente, mi desconocimiento del carácter de Dios. No puedo confiar en quien no conozco y no puedo conocer a alguien con quien no paso tiempo. Cuanto menos tiempo paso con Dios, porque otras prioridades monopolizan mi tiempo, menos lo conozco y consecuentemente menos confío en que pueda obrar sobrenaturalmente.

Un principio

La falta de fe impide la intervención sobrenatural de Dios.