DE PROFUNDIS

Señor, desde lo más hondo a ti clamo. Dios mío escucha mi grito. (Salmo 130:1) De profundis son las dos primeras palabras del salmo 130. Son un grito, un clamor de desesperación, de angustia, de soledad, de abandono, de abatimiento. Estas palabras latinas, de nuevo basadas en el salmo, han inspirado muchas obras de música sacra, especialmente en la época barroca y posteriores. Una de las realidades acerca de las emociones es nuestra incapacidad de evitarlas. Estas están bajo la influencia de la parte de nuestro cerebro que no responde a la voluntad. No puedo evitar que la tristeza o el miedo aparezcan. No van a obedecerme aunque les diga que desaparezcan. Tampoco lo harán porque yo decida ignorarlas, pasarán a mi ámbito subconsciente y continuarán haciendo su labor de zapa. Experimentamos emociones porque somos emocionales, porque así no has creado el Señor. Nadie es un mal cristiano por experimentar determinadas emociones. No tiene nada que ver, no hay ninguna rel...