SER DISCÍPULO EN EL SIGLO XXI. LA GRAN HISTORIA DE DIOS. REDENCIÓN 14
Considero, por lo demás, que los sufrimientos presentes no tienen comparación con la gloria que un día se nos descubrirá. La creación, en efecto, espera con impaciencia que se nos descubra lo que serán los hijos de Dios. Sometida a la caducidad, no voluntariamente, sino porque Dios así lo dispuso, abriga la esperanza de compartir, libre de la servidumbre de la corrupción, la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Y es que la creación entera está gimiendo, a una, con dolores de parto hasta el día de hoy. Pero no sólo ella; también nosotros, los que estamos en posesión del Espíritu como primicias del futuro, suspiramos en espera de que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo (Romanos 8:20-23) Porque la rebelión del ser humano fue una catástrofe de dimensiones cósmicas, del mismo modo la redención tiene que alcanzar dimensiones similares. Vimos que el trabajo de Jesús restauró nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con otros seres humanos. También debe restaura