SER DISCÍPULO EN EL SIGLO XXI. LA GRAN HISTORIA DE DIOS. REDENCIÓN 8
En cuanto de vosotros dependa, haced lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Y no os toméis la justicia por vuestra mano, queridos míos; dejad que sea Dios quien castigue, según dice la Escritura: A mí me corresponde castigar; yo daré a cada cual su merecido —dice el Señor—. (Romanos 12:18-19) La redención, como ya hemos visto, implica la restauración de las relaciones interpersonales que fueron rotas por el pecado. El pedir perdón y el perdonar con acciones intencionales que nos llevan a vivir en la vida cotidiana esa reconciliación. Se espera del seguidor de Jesús tomar la iniciativa en ambas direcciones en obediencia a los mandamientos del Maestro. La Escritura, sin embargo, es muy realista al respecto; todo y nuestra intencionalidad traducida en iniciativas, no siempre vamos a recibir la respuesta que esperamos y que sería degradable recibir porque generaría restauración. En muchas ocasiones veremos que la parte contraria no va a responder a nuestro ofrecimiento y va