SER DISCÍPULO EN EL SIGLO XXI: SER COMO JESUS
hasta que todos alcancemos la unidad propia de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios; hasta que seamos personas cabales; hasta que alcancemos, en madurez y plenitud, la talla de Cristo. (Efesios 4:13) El discípulo es alguien que colabora con Jesús en el misterio de la restauración y reconciliación. Lo hace por medio de la presencia, la proximidad, la pasión y la proclamación. A esta dimensión podríamos llamarle la dimensión horizontal. Pero también existe una vertical que consiste en que más y más nos vayamos pareciendo a Jesús, de forma continúa y creciente su vida se pueda expresar y manifestar a través nuestro. Dicho con toda reverencia y respeto seamos Jesusitos, pequeños Jesuses, imitadores de Él, personas en las que la forma de vivir y pensar que expresó el Maestro por medio de su encarnación vaya cuajando en nosotros. Porque la salvación no es, ni mucho menos, únicamente un pasaporte para ir al cielo. La salvación implica que podamos ser la mejor versión de nosotros mismos