DESESPERACIÓN (SALMO 69)

Oh Dios, sálvame, que estoy con el agua al cuello, 3 que me hundo en un profundo cenagal y no tengo dónde apoyar el pie; me encuentro en el seno de las aguas y me arrastra la corriente. 4 Estoy cansado de gritar, tengo seca la garganta y se consumen mis ojos mientras espero a mi Dios. (Salmo 69:13) Si David se sintió así y lo plasmó en las Escrituras, también nosotros tenemos derecho a sentirnos así y poderse expresar a Dios. Hacerlo no significa ni falta de fe o confianza en el Señor, ni tampoco el no ser suficientemente espiritual. Hacerlo significa simple y llanamente ser un ser humano. Porque la pandemia -todavía en marcha- nos ha desgastado física, mental, intelectual, emocional e incluso espiritualmente. Lo que hemos vivido, lo que estamos todavía experimentando y, para muchos, el pensar en las consecuencias que todavía se derivarán y nos alcanzarán en el futuro, no hace sino añadir desgaste al desgaste. Los expertos indican que hay cosas que nos pueden ayudar a...