SALMO 29. NO SEAS MEZQUINO
Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, adorad al Señor en el atrio sagrado. Es un salmo corto en el que el autor invita al pueblo, es decir, a mí a que aclame el nombre del Señor. Es un sencillo poema que nos invita a no ser mezquinos, antes al contrario, reconocer todo lo que bueno que Dios hace en nuestras vidas y nos permite gozar y experimentar. La lección es tan sencilla como importante, hay que pararse de tanto en tanto y reconocer todo lo que el Señor hace por mí y por mi familia y consecuentemente aclamarlo y reconocerlo. Pero también pensaba que por extensión es bueno hacer lo mismo con aquellas personas a través de las cuales Dios hace bien a nuestras vidas y expresárselo a ellas también. Un principio Piensa, reconoce y expresa.