SALMO 47. APLAUDID Y CANTAD
¡Aplaudid todos los pueblos, aclamad a Dios con gritos de alegría! Porque el Señor es altísimo y terrible. Cantad para Dios, cantad, cantad para nuestro rey, cantad, porque es rey de toda la tierra. Un salmo alegre, corto y sencillo. Estructurado en dos estrofas, cada una de ellas nos invita a una acción dirigida hacia Dios, el aplauso y el canto. Cada una de ellas nos da una razón para ello relacionada con el carácter del Señor y, finalmente, cada estrofa tras darnos esa razón desarrolla el cómo podemos aplaudir y cantar a nuestro Dios. Al leerlo veo que el salmista me anima a considerar el carácter del Señor y encontrar en el mismo razones para reconocerle, decir cosas buenas de Él, expresarle lo que siento y pienso. Para David, las razones fueron los aspectos de Dios relacionados con su realeza y dominio. Tiene sentido pues, al fin y al cabo, él mismo era rey. A mi me mueven más otros matices de Dios, su paciencia, conmigo, su cuidado, su compasión, su interés genuino por mí, su des