SALMO 95. QUÉ HACER CUANDO SE ESCUCHA LA VOZ DE DIOS
¡Oh si escuchaseis hoy su voz! No endurezcáis vuestro corazón Este salmo da un dramático giro en su composición. Comienza invitándonos a la adoración y a la alabanza a nuestro Dios y nos da dos buenas razones para ello: La primera, es que es Señor de toda la creación, de todo lo existente. La segunda, es más personal, debemos hacerlo porque Él es nuestro Dios. Como decía, a continuación, se da un giro a la composición y aparece una clara admonición. Se nos indica de la necesidad de no endurecer nuestro corazón si oímos la voz del Señor. Pone, como ejemplo, el caso del pueblo de Israel que fueron rebeldes e ignoraron de forma continuada la voz del Señor. Naturalmente, sufrieron las consecuencias porque no entraron en el reposo del Señor, es decir en la tierra prometida. La enseñanza del salmo para mi vida es clara, se trata de pararme, prestar atención, escuchar la voz de Dios y decidir qué voy a hacer al respecto, la escucharé y atenderé a sus demandas o, por el contrario, endureceré