CUARESMA, DIA 40
Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto. —1 Juan 3:1-3 Este peregrinaje de cuarenta días de reflexión e introspección ha llegado a su fin. Gracias a todos aquellos que me habéis acompañado en el mismo y deseo que haya sido de tanta bendición como lo ha sido para mí. La reflexión -inclinarse hacia atrás para tomar distancia y ganar perspectiva- me ha en- señado mucho acerca de mí mismo. Verme desde fuera me ha ayudado a tener un mejor conocimiento de cómo soy y cómo vivo. No siempre me ha gustado lo que he percibido, sin embargo, la realidad siempre es mi mejor amiga y, al menos para mí, siempre es un punto de partida para el cambio y la transformación. Hoy, en la víspera de la Semana Santa, quiero concluir con un mensaje