PÚBLICO Y PRIVADO

¿Acaso el Señor valora más los holocaustos y sacrificios que la obediencia a su palabra? Mira, la obediencia vale más que el sacrificio y la docilidad más que la grasa de carneros. En cambio, la rebeldía es como el pecado de espiritismo, y la arrogancia, como el delito de idolatría. Puesto que has rechazado la palabra del Señor, él te rechaza como rey (1 Samuel 15:22-23) Estas palabras se las dijo Samuel a Saúl después que el monarca regresara de su incursión a Amalec. El texto habla por sí mismo y se explica con total claridad. Mi reflexión personal es acerca del contraste entre la expresión pública de nuestra fe -los sacrificios- y el estado del corazón -la obediencia- Tristemente, nuestro sistema religioso pone el énfasis en lo primero, en ocasiones, en detrimento de lo segundo. Mientras nosotros valoramos la práctica pública de la fe, el Señor valora la devoción privada, el estado de nuestro corazón y, la salud del mismo se manifiesta en una obediencia a sus mandamientos.