NÚMEROS PARTE II/ LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA/ CAPÍTULO 30
que cuando un hombre haga una promesa al SEÑOR, o se comprometa a algo bajo juramento, no deberá romper su palabra sino que cumplirá todo lo que dijo. »Puede también darse el caso de que una mujer casada haga una promesa o se comprometa a algo. Si su marido se entera y no le dice nada ni se opone a ello, entonces tendrá que cumplir todas sus promesas. Sin embargo, si el marido las anula el día que él se entere de ellas, entonces no estará obligada a cumplir esa promesa ni lo que se comprometió porque el marido anuló todo eso, y el SEÑOR la perdonará. (Números 30:2, 10-12 PDT) Este pasaje habla sobre las ordenanzas relacionadas con las promesas y, al leerlo, uno se da cuenta que existe un trato diferente entre el género masculino y el femenino. El hombre que haga una promesa está obligado a cumplirla si o si, sin embargo, la mujer que la haga, si es dependiente de su marido o sus padres puede ser que se salve de ello. Esto no se hace extensible a las mujeres solteras o divorciadas que,