ESTAR DE ACUERDO
Si, por el contrario, confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda iniquidad. (1 Juan 1:9) En mis dos entradas anteriores (te recomiendo leerlas para tener contexto) hablaba de la tensión que todo seguidor de Jesús experimenta entre seguir lo que reconoce como bueno y caer en lo que detesta como malo. También, que no podemos resolver aquello que nos negamos a aceptar. Bien, aceptamos que el pecado, no solo es una realidad en nuestras vidas, sino que lo será hasta el día que muramos ¿Qué hacemos ahora con él? Confesarlo. La palabra griega traducida por confesar es: homologeo; literalmente significa, estar de acuerdo con alguien sobre algo. Dicho de otro modo, cuando yo confieso mi pecado me pongo de acuerdo con el Señor acerca del mismo. Me pongo de acuerdo que es algo grave porque rompe mi relación con Él, o me rompe internamente, o fractura mi relación con otros o con su creación, o bien una combinación de varios o todos ellos.