1 PEDRO. EXPLICAR LA ESPERANZA
Glorificad en vuestro corazón a Cristo, el Señor, estando dispuestos en todo momento a dar razón de vuestra esperanza a cualquiera que os pida explicaciones. (1 Pedro 3:15) Aunque sea únicamente en momentos de lucidez todos los seres humanos tenemos conciencia de que este mundo no es lo que debería ser -simplemente mirando a nuestro alrededor- y que no somos el tipo de personas que podríamos y deberíamos ser -al margen de que justifiquemos el porqué no solo somos-. Cuando alguien me pregunte acerca de la esperanza que me alienta, motiva y empodera en mi vida personal le diré que es la certeza de que algún día, aunque no sé con precisión cuándo, el Reino de Dios se hará presente y se culminará y, por tanto, este mundo será lo que debería ser y no lo que el pecado ha hecho. También la certeza de que algún día seré el tipo de persona que podría y debería ser porque Jesús habrá ¡Por fin! desarrollado plenamente su carácter en mí. Tengo la esperanza cierta de que eso se convertirá en una