SALMO 40. DE LA DESESPERACIÓN A LA ESPERANZA

Puse mi esperanza en el Señor, y Él se inclinó para escuchar mis gritos; me salvó de la fosa mortal, me libró de hundirme en el pantano. Afirmó mis pies sobre una roca; dio firmeza a mis pisadas. Hizo brotar de mis labios un nuevo canto, un canto de alabanza a nuestro Dios. Muchos, al ver esto, se sintieron conmovidos y pusieron su confianza en el Señor. ¡Feliz el hombre que confía en Señor! Este salmo está dividido en tres partes, a mi parecer, muy claras. La primera, es un reconocimiento de la intervención sobrenatural de Dios en medio de la prueba. La segunda, es un compromiso de publicar esa intervención y agradar al Señor llevando a cabo su voluntad. La tercera, es la confianza de que en la próximo prueba Él volverá a intervenir como lo hizo en el pasado. Este salmo es muy precioso para mí. Aún recuerdo el día en que Dios lo trajo a mi mente de una manera totalmente incomprensible. Sucedió en el contexto de los años más terribles de la adolescencia de nuestros hijos, cuando la des...