MIS PENSAMIENTOS

Así pues, os ruego que sigáis mi ejemplo. (1 Corintios 4:16) Pablo hace aquí una afirmación muy osada, se pone a sí mismo como ejemplo para otros. En otro lugar de esta misma carta vuelve a enfatizarlo (11:1) y añade la apostilla de que él mismo es un imitador de Jesús. ¡Qué frase tan simple y tan poderosa! ¿Estoy en condiciones de pedirles a otros que me imiten? ¿Soy digno de ser imitado a pesar de todas mis inconsistencias e imperfección? ¿Hay suficiente nobleza en mi vida para que, al menos algún aspecto de la misma, sea un motivo de inspiración, estímulo y ánimo para otros en su seguimiento de Jesús, el Señor?  ¿Al mirarme a mí mismo con sinceridad y honestidad puedo afirmar que soy un imitador de Jesús? Y si la respuesta es afirmativa ¿En qué específicamente estoy imitándolo? ¿Qué aspectos estoy de forma intencional, proactiva, consciente, intentando desarrollar en mi vida?  Para poder responder a estas preguntas necesitaríamos una reflexión sería, sosegada,