PERDONADO (SALMO 32)

Pero yo reconocí mi pecado, no te oculté mi culpa; me dije: "confesaré mi culpa ante el Señor". Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (Salmo 32:5) Este salmo versa sobre el pecado y el perdón. El pecado, en contra de lo que la teología popular difunde, no es una cuestión espiritual ¡Ojalá tan solo fuera eso!, es una cuestión vital que afecta a todas las dimensiones de nuestro ser, emociones, físico, intelecto y espiritualidad. Además, todo pecado rompe o profundiza mi ruptura con Dios, conmigo mismo y con otros seres humanos. Una lectura del salmo rápidamente lo muestra. Pero este es, ante todo, un salmo de esperanza y sanación. El salmista nos enseña que podemos acercarnos ante el Señor y cuando reconocemos -condición previa- nuestro pecado -le ponemos nombre y apellidos- podemos experimentar el perdón de Dios y una libertad que afecta a todas las dimensiones de nuestra vida. Juan, el apóstol del amor, en su primera carta capítulo uno versículo nueve, recoge esta enseñan...