JESÚS, DIOS, PADRE 2
El hijo empezó a decir: “Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no merezco que me llames hijo”. Pero el padre ordenó a sus criados: “¡Rápido! Traed las mejores ropas y vestidlo, ponedle un anillo en el dedo y calzado en los pies. Luego sacad el ternero cebado, matadlo y hagamos fiesta celebrando un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y lo hemos encontrado”. Y comenzaron a hacer fiesta. (Lucas 15:21-24) No he reproducido todo el texto de la parábola por ser sobradamente conocido. Jesús nos habló de Dios como un papá, pero como ya he comentado hay enormes posibilidades de que nuestra imagen de un padre esté distorsionada por nuestra propia experiencia como hijos y por clichés culturales acerca de cómo se supone que debe actuar un progenitor. Por eso estamos obligados a visitar la parábola del padre que ama y perdona (habitualmente conocida como la del hijo pródigo) para entender de qué tipo de padre estamos habla