EMOCIONES (SALMO 28)

Señor, a ti te llamo; no me ignores fortaleza mía, que si tú no me hablas seré como los muertos. (28:1) Bendito sea el Señor que escucha mi grito de súplica. El Señor es mi fortaleza y mi escudo, en él mi corazón confía. (28:6.7) Que contraste tan interesante. En el mismo poema el escritor pasa de sentirse ignorado por el Señor a sentirse escuchado y atendido por Él. ¡Qué viaje emocional!, ¡Qué cambio de perspectiva! Sin embargo, creo que es algo muy habitual en muchos de nosotros. Se afirma que no vemos el mundo y la realidad tal y como es, sino tal y como somos nosotros; la deformamos, la interpretamos a la luz de quiénes somos. Del mismo modo creo que no experimentamos a Dios tal y como es, sino tal y como somos nosotros y nuestro pobre corazón afectado por el pecado. Él nunca cambia, su amor es inalterable. Nada de lo que podamos hacer o dejar de hacer afecta su amor incondicional hacia nosotros. No nos ama porque no hay pecado en nosotros, lo hace abrazándonos en ...