NO ME CREERÁN, NI ME ESCUCHARÁN

Moisés replicó: no me creerán, ni me escucharán; dirán que no se me ha aparecido el Señor. (Éxodo 4:1) La lógica de Moisés es, digamos, aplastante. Pocos de nosotros nos creeríamos a alguien que no conocemos y se presenta ante nosotros en el nombre de Dios. Desde el escepticismo sano hasta el rechazo tajante oscilaría nuestra gama de reacciones. A Dios debió de parecerle lógica la duda de Moisés y, consecuentemente, le armó con un arsenal de signos y señales que respaldarían su mensaje y, eventualmente, debería darle credibilidad. Permítaseme poner en duda en valor de las señales para convencer a las personas. El mismo pueblo de Israel vio una tras otra, desde las plagas contra los egipcios mientras Gosén era preservado, hasta las intervenciones sobrenaturales de Dios durante todo el proceso del Éxodo. Nada pareció ser suficiente para un pueblo duro de cerviz e incrédulo que, finalmente, fue castigado a no entrar en la tierra prometida. Ni siquiera los signos ...