JESÚS ¡VAYA LUGAR!

Al ver la estrella se llenaron de alegría. Entonces entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y, cayendo de rodillas, lo adoraron. (Mateo 2:11) Los hombres sabios de oriente en su búsqueda de Jesús siguieron los pasos que la lógica indica. Fueron a Jerusalén, a palacio, se reunieron con los gobernantes y posteriormente con los líderes religiosos. En su manera de razonar lo más normal es que en uno de esos dos lugares, el templo o el palacio, encontraran al rey que había nacido. Pero no fue así. Desde su nacimiento Jesús desafía nuestra lógica y manera de pensar. No podía ser encontrado en los centros de poder o religión; Jesús estaba en la marginalidad, en una humilde vivienda pasando bastante desapercibido. Tristemente hemos desarrollado un sistema religioso tan perverso como aquel que Jesús vino a sustituir. Nos hemos acostumbrado a creer que al Maestro lo debemos encontrar en nuestros templos, esos edificios que usamos para reunirnos. Nuestro ...