SALMO 83. SILENCIO Y MÁS SILENCIO
¡Señor, no te estés callado, no estés mudo e inactivo, oh Dios! Tres partes pueden identificarse en este salmo. La primera y simple es un grito hacia Dios a causa de lo que es percibido como su silencio e inactividad. La segunda, es una descripción de todos los enemigos que, ante el silencio y falta de respuesta del Señor, se han coligado contra su pueblo. La tercera y última, es una petición simple y llana de que Dios acabe con todos ellos. Este salmo repite un tema común a muchos otros salmos, la aparente inactividad del Señor ante el sufrimiento del mundo y cómo los malvados toman ventaja de ello para imponen más y más su voluntad. La verdad es que las palabras del salmo me golpean y desafían porque si cambio la palabra Dios, por mi nombre, suena mi duro y responsable, ¡Félix, no te estés callado, no estés mudo e inactivo! No pretendo, ni mucho menos, equipararme con Dios ¡Nada más lejos de mi intención! solo trato de poner de manifiesto el hecho incontestable de que soy repres...