SALMO 10. OPRESORES Y OPRIMIDOS
Estamos tan acostumbrados a espiritualizar todo lo que aparece en la Biblia que, en ocasiones, nos podemos sentir sorprendidos que la crudeza y el realismo de algunos de sus pasajes. El salmo 10 continua, de alguna manera, el tema de la justicia de Dios ya comenzado en el salmo anterior. Se divide en dos partes. La primera, que va desde el versículo 1 al 11 describe la actitud altanera de los malvados, de los que abusan de otras personas, de los que oprimen y se aprovechan de su prójimo. Los detalles del salmista son bien crudos y narra lo que los malvados sienten en su corazón: Levanta insolente la nariz y dice: No hay Dios. No hay quien me pida cuentas. Más adelante añade: El malvado cree que Dios se olvida, que se tapa la cara y nunca ve nada. La segunda parte del salmo, desde el versículo 12 expresa el grito de angustia de los oprimidos, un grito que no puede ser dirigido a ningún otro sino a Dios: ¡Levántate, Señor, levanta tu brazo! ¡No olvides a los afligidos! ¿Por qué Dios mío