NUNCA DEJA DE AMARTE (SALMO 117)
Nunca deja de amarnos. (Salmo 117:2) No se cuál es la situación en la que el lector se encuentra. Si, te aseguro, que antes de escribir he orado para que Dios pudiera relacionar estas palabras con necesidades que desconozco. El breve pasaje que he reproducido me ha hecho pensar en la gracia del Señor, representada de forma tan magistral en la parábola del padre que ama y perdona. La gracia es escandalosa e injusta (si fuera justa no sería gracia, Pablo lo explicó con total claridad escribiendo a los gálatas). El que la recibe se siente avergonzado y desbordado por la forma en que está siendo tratado, plenamente consciente de no merecerlo. El que la observa se siente ultrajado por el trato injusto que se le otorga al receptor de la gracia. Considera que no merece ese trato -lo cual, es totalmente cierto- y cuestiona incluso la conducta del dador de gracia. No sé que has hecho o dejado de hacer. Ignoro cuáles son las realidades que hay en tu vida, pero no puedo hacer otra cosa que de p