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SALMO 65/ CONFESIÓN

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Las culpas nos tienen abrumados, pero tú perdonas nuestros pecados. (Salmo 65:4) Encuentro fascinante el mecanismo de la confesión y su necesidad. Realmente quien no precisa -en mi modesta opinión- para nada nuestra confesión es el Señor. Él conoce todo acerca de nosotros, hasta las más íntimas y profundas intenciones de nuestro corazón; no existe nada, absolutamente nada que quede oculto a sus ojos y como afirma el salmo 64 a su escrutinio. Entonces ¿Por qué confesar?. Porque somos nosotros los que precisamos de la confesión y por esa razón el Señor nos pide que la llevemos a cabo. Confesar implica tener que reconocer una determinada realidad, la de nuestro pecado. Hace necesario que nos dejemos de racionalizaciones, justificaciones, sublimaciones y otros mecanismos para evadir o evitar la realidad. Además, la confesión nos obliga a afrontar nuestra responsabilidad sobre el pecado; somos responsables ante un Dios santo y, en ocasiones, también lo somos con respecto a