PROFETAS Y REYES / SAMUEL 4 LA VOZ
El Señor llamó a Samuel. (1 Samuel 3:4) Samuel era un adolescente cuando recibió el llamado del Señor. No pertenecía a la tribu escogida por Dios para su servicio. Ni siquiera, debido a ello, podía ejercer funciones más allá de las puramente logísticas. De hecho, todo parece indicar que era más bien un ayudante personal de Elí, el sumo sacerdote, que se estaba quedando ciego. Pero Dios le llamo y aquí hay un principio básico e importante que todos los seguidores de Jesús debemos tener en cuenta. Un principio que hemos de ser intencionales y pro activos en no olvidarlo y, si lo hemos hecho, recuperarlo lo antes posible. El principio es que Dios habla a todos sus hijos. Es un privilegio concedido, sin excepción a cada seguidor del Maestro. No es en absoluto un don concedido a los pastores, sacerdotes, profetas, salmistas, apóstoles y todo el resto del rango evangélico y neo evangélico. ¡Es falso que alguien tenga la exclusividad! Jesús, el Señor, lo enseñó claramente en el evangelio de