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SALMO 26/ PORQUE NO ME FÍO

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Hazme justicia, Señor, pues camino con rectitud. En el Señor confío, jamás dudaré. Señor, examíname, ponme a prueba, sondea mi conciencia y mis pensamientos. (Salmo 26:1-2) No sólo en el comienzo del salmo -aquí reproducido- sino a lo largo de todo él, el salmista afirma y trata de demostrarle a su interlocutor su integridad y su recto caminar. Sin embargo, muy sabiamente también le pide al Señor que le sondee y le ponga a prueba. David puede creerse y sentirse justo desde su propia perspectiva, pero eso no significa que lo sea, precisa, necesita la confirmación por parte del Señor; de esa necesidad nace la petición del segundo de los versículos que he reproducido. La Palabra de Dios afirma que el corazón del ser humano es engañoso; tiene razón. El corazón puede justificar cosas que son injustificables, puede darnos muy buenas razones para aquello que hacemos o dejamos de hacer. El corazón siempre nos dará la coartada que precisemos para hacer pasar por bueno aquello q