QUÉ QUIERE DIOS (SALMO 50)

No tomaré el becerro de tu casa ni el macho cabrío de tus corrales, pues mías son las fieras del bosque y el ganado de los montes de pastoreo; conozco cada ave de las montañas y los animales del campo son míos. Si tuviera hambre no te lo diría, pues mía es la tierra y cuanto la llena. ¿Acaso como yo carne de toros o bebo la sangre de machos cabríos? (Salmo 50:10-13) El Señor reflexiona con su pueblo acerca de los sacrificios. Al leer este pasaje, y otros similares en la Biblia, es evidente que hay un malentendido entre el Señor y su gente. Fue Él mismo quien estableció todo el sistema de sacrificios, sin embargo, este tenía que ser una expresión del interior del corazón y no tan sólo un acto desconectado de nuestro corazón. Puedo imaginar la cara de sorpresa del pueblo ante el mensaje de Dios. Puedo visualizarlos pensando y comentando entre ellos ¿Pero este qué quiere? ¿Qué espera de nosotros? La verdad, no hay quien lo entienda. Esto mismo nos puede pasar a nosotros; ...