ENCUENTROS CON JESÚS: UNA VIUDA DEL PUEBLO DE NÁIN
Algún tiempo después, Jesús, en compañía de sus discípulos y de otra mucha gente, se dirigió a un pue- blo llamado Naín. Cerca ya de la entrada del pueblo, una nutrida comitiva fúnebre del mismo pueblo llevaba a enterrar al hijo único de una madre que era viuda. El Señor, al verla, se sintió profundamente conmovido y le dijo: — No llores. Y acercándose, tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús exclamó: — ¡Muchacho, te ordeno que te levantes! El muerto se levantó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. (Lucas 11:11-17) El encuentro de Jesús con la viuda fue totalmente fortuito; por decirlo de alguna manera la necesi- dad le salió al encuentro, no fue buscada. Sin embargo, el Señor se caracterizaba por ser sensible a las realidades con las que se encontraba y las necesidades de las personas. Y cuando la oportunidad se presentaba la aprovechaba. Del mismo modo todos nosotros, conforme vamos caminando por la vida, nos vamo