SALMO 42/ SEDIENTO

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? (Salmo 42:1-2) La sed es, a menudo, usada en las Escrituras para hablar de las necesidades más profundas del ser humano. Al leer las palabras de este salmo han venido rápidamente a mi mente las palabras de Jesús refiriéndose a sí mismo como el agua de vida; hablando de que únicamente Él puede satisfacer esa sed que todos nosotros tenemos de propósito, sentido y significado. Los estudiosos de la personalidad humana han hablado extensamente de esta necesidad humana de encontrarle sentido a la vida. A mi mente vienen nombres como Viktor Frankl o Abraham Maslow que desarrollan magistralmente esa prioridad de todo hombre o mujer. Pero la pregunta punzante del salmo ha sido ¿Dónde calmo yo mi sed? El salmista es claro y explícito al indicar cómo su alma tiene necesidad del Di...