¿TÚ QUE HACES?
Cuando una mujer que llevaba un perfume muy caro en un frasco de alabastro se acercó a él y vertió el perfume sobre su cabeza mientras estaba sentado a la mesa. Esta acción molestó a los discípulos, que dijeron: — ¿A qué viene tal derroche? Este perfume podía haberse vendido por muy buen precio y haber dado el importe a los pobres. Pero Jesús, advirtiendo lo que pasaba, les dijo: — ¿Por qué molestáis a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es bueno. A los pobres los tendréis siempre entre vosotros, pero a mí no me tendréis siempre. Al verter este perfume sobre mí, es como si preparara mi cuerpo para el entierro. (Mateo 26: 7-12) Este pasaje es curioso; sobre todo por la reacción de los discípulos que se sintieron molestos por la acción de la mujer. Consideraron que lo hecho por ella era un derroche habiendo tantas necesidades, tanta gente pobre. Me da la impresión que esto refleja una situación universal, a saber, que nosotros no hacemos nada pero somos muy gratuitos