SALMO 42. ¿DÓNDE ESTÁ TU DIOS?
Por el quebranto de mis huesos se burlan mis adversarios; todo el día me repiten: ¿Dónde está tu Dios? Este salmo no es alegre. El salmista se encuentra abatido y desanimado. Recibe presiones externas. La gente a su alrededor una y otra vez le cuestionan acerca de Dios, por qué permite que sufra como lo hace y por qué no interviene. Nada puede responder David, de hecho, él mismo siente, y así lo expresa, que el propio Dios lo ha abandonado y no se acuerda más de él. El salmista recuerda con alegría los días en que gozaba de la presencia y la experiencia del Señor, sin embargo, la realidad presente es muy diferente, Dios parece estar ausente, lejano e indiferente. Por dos veces el escritor reconoce su abatamiento y la necesidad de dar gracias a Dios. Sin embargo, esta actitud de acción de gracias es disciplina, nace de recordar cómo intervino el Señor en el pasado y se aferra a esa intervención con el deseo de volverla a experimentar. ¿Qué sucede cuando el futuro es sombrío y el miedo ...