¿HAY ALGUIEN MÁS? (SALMO 86)
Cuando estoy angustiado te llamo porque tú me respondes (Salmo 86:7) Hay un viejo chiste de un hombre que accidentalmente cayó por un barranco. Afortunadamente, pudo sujetarse de una rama y allí quedó, a salvo de momento y preguntándose cuánto tiempo podría aguantar en esa situación. Recuperado del primer impacto comenzó a pedir auxilio con todas sus fuerzas. Era consciente de lo desierto del paraje y las pocas posibilidades de que en aquel momento alguien estuviera pasando por allí, pero ¡Qué otra cosa podía hacer!. Siguió gritando y gritando hasta que escuchó una voz poderosa que le dijo: -Hijo mío, he oído tu voz, tu petición de auxilio, déjate caer y mis ángeles te recogerán. Repuesto de la sorpresa de haber escuchado esa voz y esperanzado preguntó: -Pero, ¿quién eres? La voz, respondió: Soy Dios, déjate caer y, tal y como te he prometido, mis ángeles te recogerán. El hombre quedó pensativo por un momento y a continuación respondió: -Muchas gracias, pero ¿hay alguien más por a