TIEMPO PARA DAR ESPERANZA (SALMO 40)
Toda mi esperanza la tengo puesta en Dios, pues aceptó atender mis ruegos. Mi vida corría peligro, y él me libro de la muerte, me puso sobre la roca, me puso en lugar seguro. Me enseñó un nuevo himno para cantarle alabanzas. Muchos, al ver esto, se sintieron conmovidos y confiaron en mi Dios. (Salmo 40:1-3) Aquí, en España, estamos de pleno en la segunda ola de la pandemia. Como habitualmente se dice, llueve sobre mojado. Hubo un momento de euforia en el que estúpidamente pensamos que todo había pasado; ¡Vana ilusión! por usar lenguaje bíblico. La COVID19 nunca se había marchado y se manifestó nuevamente con toda su potencia. La diferencia es que ha encontrado una población desprevenida, cansada mental, física y emocionalmente, con su capacidad de resistencia bajo mínimos. Si a ello añadimos el lamentable y vergonzoso espectáculo diario de la clase política y las nuevas consecuencias sociales, económicas y sanitarios que todo esto traerá ¿Qué debe hacer el ciudadano medio? Es tiempo