ORACIÓN Y PERDÓN
Marcos 11 Y cuando estéis orando, si tenéis algo contra alguien, perdonádselo, para que también vuestro Padre que está en los cielos perdone el mal que vosotros hacéis. Una frase sencilla, retadora y llena de implicaciones. El diccionario define perdonar del siguiente modo, remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente. Es decir, no tenerle en cuenta a otros la ofensa que nos han hecho, no pagarles como se merecen, no esperar que nos compensen por el mal causado. Jesús me reta no a ignorar la ofensa -perdonar no es olvidar-, no a minimizarla, no a quitarle importancia al dolor que me puede haber causado, me reta a vivir por encima de todo ello y otorgarle -algo totalmente unilateral- el perdón a la otra persona. Jesús también me advierte que el perdón de Dios para mí está condicionado a mi perdón hacia otros. Es justo, si yo no perdono a otros sus ofensas ¿por qué debería esperar que las mías fueran perdonadas? Un principio ¿Hay alguie