PERDÓN

Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y rompieron juntos a llorar. (Génesis 33:4) Desde que el ser humano se rebeló contra Dios y su autoridad las relaciones interpersonales se han vuelto complicadas y complejas. Una de las consecuencias de nuestra separación del Señor ha sido, precisamente, una ruptura entre los seres humanos. La historia comenzó con Adán culpando a Eva de su desgracia, para después pasar a Caín matando a Abel por una cuestión de celos y envidias. Desde entonces la tónica ha seguido y no ha dejado de empeorar. Solo el perdón, pedido y otorgado, puede restablecer, o al menos intentarlo, las relaciones rotas. Si no hay perdón solo queda la venganza, el hacer que el otro experimente lo mismo que nos ha hecho experimentar a nosotros. El capítulo 34 del libro de Génesis ilustra claramente los efectos devastadores del ciclo acción y reacción que genera la ofensa cuando no hay perdón. Este pasaje de Génesis, como el ...