PROFETAS Y REYES, DAVID, PERDIDO Y SIN RUMBO
Entonces David y sus hombres, unos seiscientos, partieron de Queilá y anduvieron errantes y sin rumbo. (1 Samuel 23: 13) Seguimos en el capítulo 23. Nos narra una situación específica de la vida de David pero, que a la vez, puede reflejar un lugar común en el que nos podemos encontrar o nos encontramos en estos momentos los seguidores de Jesús. Andar errante y sin rumbo es caminar sin dirección, sin destino, sin propósito, sin norte. El pueblo de Israel caminó durante 40 años de esta manera por el desierto. Te mueves por simple inercia o rutina pero con la conciencia -o peor aún, sin ella- de que no te diriges a ningún lugar. Manifestaciones de esto en la cotidianidad es carecer de misión o propósito en la vida; es decir, simplemente "ir viviendo", sin que nuestra existencia contribuya a algo superior a nosotros mismos; eso nos es vivir, es subsistir. Otra manifestación sería el activismo, ir de actividad en actividad que simplemente nos mantienen ocupados pero no contribuy