LA BELLEZA Y EL DEPREDADOR (SALMO 104)
Que la gloria del Señor sea eterna, que el Señor se goce en sus obras. (Salmo 104:31) Este año, una de mis metas (diferente de un propósito, que es tan solo una buena intención o deseo) es vivir en armonía con la creación del Señor, recuperar en la medida en que me sea posible, el mandato de Génesis de ser un mayordomo de lo creado por el Señor. Porque sus obras rebosan belleza, armonía y equilibrio y todo ello solo se ve amenazado por la presencia del ser humano, el gran depredador que se ha propuesto destruir toda la belleza del mundo en su afán de consumir y controlar. Maldita será la tierra por tu culpa, afirmó Dios en Génesis después de que el ser humano consumara su rebelión y rompiera de forma intencional el equilibrio, la armonía y la belleza de lo creado por Dios. Y, cuanto más crece la tecnología humana, más crece su capacidad de destrucción y de arruinar lo creado por el Padre. El salmo 104 se desborda explicando la providencia de Dios hacia sus obras. Las cosas vivas e ine