LA COSECHA DE LA VIDA
No os hagáis ilusiones: De Dios no se burla nadie. Lo que cada uno hay sembrado, eso cosechará. (Gálatas 6:7) Por favor, ponte de pie, toma tu preciado teléfono móvil, levántalo a la altura de tu cabeza y suéltalo. No lo vas a hacer porque ya sabes lo que sucederá y las consecuencias de tu acción; en el mejor de los casos el celular se dañará, en el peor se romperá. Eso es debido a la ley de la gravedad, una ley física a la que tanto personas como objetos estamos sometidos y que actúa tanto si somos conscientes como si no. Hay también leyes espirituales que el Señor ha establecido y a las que también estamos sometidos tanto si nos gusta como si nos desagrada. Una de ellas es la ley de la siembra y la cosecha. Esta afirma que aquello que sembramos en la vida es justamente es lo que recogeremos y que somos ilusos si pensamos que podemos eludir -aunque en ocasiones el tiempo nos parezca indicar lo contrario- el fruto de lo sembrado. El refrán castellano dice: "quien siembra vientos r