Los comentaristas identifican este salmo como el primero de lo llamados "penitenciales". Los otros son el 6, 32, 38, 51, 102, 130 y 143. Expresan la oración de una persona profundamente abatida y hundida y, sin duda, a lo largo de los siglos han servido para dar palabras a las oraciones de aquellos que, en su abatamiento, carecían de las mismas.
Hay un punto de climax en la tristeza del salmista cuando afirma:
Señor, apiádate de mi que estoy débil;
fortaléceme, pues me siento sin fuerzas
y estoy profundamente abatido.
Señor, ¿Hasta cuándo?
El salmista es honesto con Dios y esta es la primera lección que el salmo me enseña, con Dios puedo ser yo mismo y no necesito ser "espiritual". A Él le puedo expresar las cosas tal y como las vivo y las experimento, tal y como yo las veo. Dios me permite ser humano y compartir con Él mi abatamiento sin que eso sea percibido como falta de confianza.
La segunda lección que me ha enseñado el salmo viene de la expresión, ¿Hasta cuándo? Es …
Hay un punto de climax en la tristeza del salmista cuando afirma:
Señor, apiádate de mi que estoy débil;
fortaléceme, pues me siento sin fuerzas
y estoy profundamente abatido.
Señor, ¿Hasta cuándo?
El salmista es honesto con Dios y esta es la primera lección que el salmo me enseña, con Dios puedo ser yo mismo y no necesito ser "espiritual". A Él le puedo expresar las cosas tal y como las vivo y las experimento, tal y como yo las veo. Dios me permite ser humano y compartir con Él mi abatamiento sin que eso sea percibido como falta de confianza.
La segunda lección que me ha enseñado el salmo viene de la expresión, ¿Hasta cuándo? Es …