EL DIOS DE LOS NIÑOS ¿ES TODAVÍA TU DIOS?

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; al hacerme adulto, dije adiós a las cosas de niño. (1 Corintios 13:11) El razonamiento del apóstol Pablo es impecable; las cosas se ven de forma diferente desde la niñez y desde la vida adulta ¿mejor, peor? ¡Diferente! Todos los que tenemos una determinada edad somos capaces de mirar hacia atrás y ver cómo ha cambiado nuestra forma de pensar, nuestra manera de entender y vivir la vida. Las relaciones, experiencias y situaciones que hemos vivido, junto con la información que hemos adquirido, han producido, en ocasiones, de forma traumática, ajustes en nuestro paradigma y comprensión de cómo funciona algo tan complicado como la vida. Muchos nos hemos encontrado con la brutal realidad de que no todo es blanco y negro como pensábamos cuando éramos niños; hay una casi infinita gama de grises que debemos aprender a manejar. ¿Pero qué sucede con nuestra comprensión de Dios?...