ENCUENTROS CON JESÚS: UN HOMBRE 38 AÑOS PARALÍTICO
Había entre ellos un hombre que llevaba enfermo 38 años. Jesús, al verlo allí tendido y sabiendo que llevaba tanto tiempo, le preguntó: -¿Quieres curarte? (Juan 5:1-18) Aquel hombre se encontraba en el estanque de Betzata, donde cada cierto tiempo un ángel bajaba, removía las aguas y la primera persona que se sumergía en ellas era sanada. Debía ser muy difícil, si no imposible, para una persona impedida el poder llegar a tiempo. Lo sorprendente de este encuentro es que es el mismo Jesús quien toma la iniciativa y le pregunta a la persona si desea ser sanada. El hombre expresa su situación y el Señor le otorga la sanidad. Jesús no le debía nada a aquel hombre. 38 años de enfermedad no le calificaban para ser sanado más que otras personas que estaban en una situación similar o, tal vez, más grave. Su curación fue única y exclusivamente por la gracia de Dios, para nada relacionada con méritos. Del mismo modo es importante reconocer que el Señor tampoco nos debe nada a ninguno d