SALMO 128. PARADOJAS
¡Dichoso el que respeta al Señor y sigue sus caminos! Comerás del trabajo de tus manos, ¡dichoso tú, que te irá bien! Hay pasajes del Antiguo Testamento. este es uno de ellos, que me dejan perplejo. En ellos se promete prosperidad y bendición casí sin límite para el creyente y el que confía en Dios. Pareciera que la fe es un seguro contra el sufrimiento, la pobreza, los problemas y las dificultades de la vida. De hecho, incluso se ha desarrollado toda una teología que asegura las bendiciones sin límite de Dios sobre la vida de sus hijos. Es por eso que estos pasajes me dejan perplejo, porque cuando miro a los hombres y mujeres de la Biblia veo que muchos de ellos pasaron por problemas, sufrimientos y dificultades sin límite que no parecen coincidir con esta idea de bendición perpetua y constante. Pienso en José, Job, Abel , los profetas, David y, además, el mismo Jesús, Dios hecho hombre, que sufrió y lo hizo de forma injusta e indebida, que llegó al punto de exclamar Dios mío, Dios...