ENCUENTROS CON JESÚS: EL ANÓNIMO CUIDADOR DE JESÚS
José, descendiente de David, no tengas reparo en convivir con María, tu esposa, pues el hijo que ha concebido es por la acción del Espíritu Santo... [José] recibió en casa a su esposa. (Mateo 1: 20-26) Honestamente, yo no sé cómo habría reaccionado si mi novia, con quien no he tenido relaciones sexuales, me comentara un día que estaba embarazada y que eso era obra del Espíritu Santo. El evangelio nos dijo que debido a que era un hombre justo decidió dejarla sin armar escándalo público. Aquí es donde entra en juego el ángel que habla con él (seguro que fue más larga la conversación que la fugaz descripción que hace Mateo), le explica la situación y la recibe en casa. María ha acaparado, no sin cierta razón, todo el protagonismo de la historia, pero ¿hubiera sido esta posible sin José? ¿Qué futuro social tenía una adolescente embarazada en el religioso y legalista Israel? La lapidación por fornicación o adulterio era lo que le esperaba. José dio legitimidad al nacimiento de Jesús. Jo