HECHOS ESTUDIO 25: MISTERIO

—Ya que has pedido que te juzgue el emperador, al emperador irás. Nada sucede en nuestras vidas sin que sea la voluntad de Dios. Entonces ¿Dónde queda la libertad humana? ¿Cómo reconciliar la voluntad del Señor con mi capacidad de tomar decisiones autónomas y libres? Aún más ¿Debo de orar para que el Señor intervenga si su voluntad se hará de cualquier modo? ¿Por qué el Señor debería de librarme de la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, los accidentes, las prisiones, si, al fin y al cabo es algo común a todos los seres humanos? Son preguntas que ponen a prueba cualquier estructura teológica que tiene que hacer equilibrios intelectuales para conciliar tantas, al menos aparentes, contradicciones. Sin embargo, aqui es donde en mi opinión entra el misterio, definido este como una dosis de realidad excesiva que el cerebro humano no tiene la capacidad de procesar. Hay cosas que superan al cerebro y creo que la mayoría de las cosas relacionadas con el Señor no son susce...