1 CORINTIOS /TEMPLO DE DIOS / 1 CORINTIOS 3: 16-17
¿Ignoráis acaso que sois templo de Dios y morada del Espíritu divino? (1 Corintios 3:16) En el Antiguo Testamento la presencia del Señor se ubicaba en el lugar santísimo, primero en el tabernáculo y posteriormente en el templo. Allí entraba una vez al año únicamente el Sumo Sacerdote y con riesgo de poder perder su propia vida. Cualquier israelita normal y corriente -incluso los sacerdotes- tenían vedado el acceso a tan especial lugar. La afirmación del apóstol nos anuncia un cambio radical y sin precedentes en la relación que establecemos con Dios. Desaparecen los templos, no existen lugares especiales en los que el Señor resida o en los cuales su presencia sea más notoria o manifiesta. Ya no tiene sentido la expresión "casa del Señor" y aunque continuemos usándola, si nos paramos a pensar seria y reflexivamente, constituye una aberración teológica, un disparate porque según el apóstol nosotros, todos y cada uno de los seguidores de Jesús, somos el único y e