INTERCEDER POR EL PAÍS

Hace algunos años un grupo de gente tomamos el compromiso de interceder por nuestro país cada día a las tres de la tarde. Se trataba de tomar unos minutos para pedirle al Señor por nuestra tierra, para que fuese sanada, para que las personas pudieran conocerlo, para que la maldad, la injusticia, el pecado pararan. Lo cierto es que con el paso del tiempo tan sana y espiritualmente potente conducta cayó en desuso y en el olvido. Así pasa con los hábitos, en cuanto dejas de practicarlos , se debilitan y mueren. Hoy en mi lectura de Ezequiel he llegado al capítulo 22, versículo 30 y he leído lo siguiente: Yo he buscado entre esa gente a alguien que haga algo en favor el país y que interceda ante mí para que yo no los destruya, pero no lo he encontrado. He pensado en mi país, en el antiguo hábito de orar por él. He pensado en Dios buscando alguien que interceda por España y, tristemente, no encontrando a nadie. Es hora de recobrar el viejo hábito.