TÓXICAS (SALMO 120)
Dios mío, sálvame de la gente mentirosa; sálvame de la gente embustera. (Salmo 120:2) Hay relaciones que simplemente son tóxicas. Lo son porque lejos de bendecir nuestra vida la envenenan. Sus actitudes, conversaciones, acciones u omisiones, valores, actitudes, etc., no solo no nos aportan ningún bien -lo cual sería una situación de neutralidad- sino que, realmente, nos dañan y nos afectan muy negativamente en nuestra propia vida emocional, física o espiritual. No hay ninguna virtud en aguantar este tipo de relaciones. No es algo que crea que el Señor nos pide; a juzgar por lo que leemos en el salmo el autor del mismo pide a Dios ser liberado de este tipo de relaciones. Tal vez una primera petición que le podemos hacer al Señor es que nos ayude a identificar ese tipo de relaciones, que nos ayude a darnos cuenta que ciertas cosas no son normales por más que las consideremos así. Tal vez una segunda petición consiste en identificar los efectos que estas relaciones ejercen sobre nosotros