SALMO 125. INVITAR AL MAL
Que los justos no tiendan su mano a la maldad. Este salmo, corto por otra parte, habla acerca de la protección del Señor sobre la vida del creyente. Sin embargo, invita a este a no tender su mano a la maldad. No tiene sentido invocar la ayuda de Dios y, al mismo tiempo, meternos en situaciones de peligro por propia voluntad. Me ha hecho pensar en la expresión tender la mano. De alguna manera el énfasis se coloca sobre mí. Soy yo quien de forma voluntaria, consciente e intencional ofrezco al mal la posibilidad de tomar posiciones en mi vida y experiencia. No se trata que este, el mal, me ataca y derrota. No estamos hablando de una emboscada en la que me veo sorprendido por fuerzas ocultas que pugnan y luchan contra mí. Antes al contrario, se trata de la seducción del mal ante la cual yo voluntariamente me ofrezco a abrir la puerta de mi experiencia. Es una realidad que siempre existe un coqueteo con el mal. Este tiene un gran poder seductor, de otra manera, la tentación y el pecado en ...