JACOB/ DE VUELTA A BETEL/ GÉNESIS 35
Jacob dijo a su familia y a todos los que le acompañaban: -Deshaceos de todos los dioses extraños que tengáis , purificaos y cambiad de ropa. Luego subiremos a Betel donde erigiré un altar al Dios que me escuchó en el peligro y me acompañó en mi viaje. (Génesis 35:2-3) Betel significó para Jacob un punto de inflexión en su vida. Fue el lugar donde tuvo un encuentro con el Señor quien pasó a ser su Dios como previamente lo había sido de Abrahán y también de Isaac, su abuelo y padre respectivamente. La historia del patriarca no podría entenderse, no tendría significado sin ese acontecimiento tan decisivo en su vida. Más de veinte años después Dios le pide que regrese al mismo lugar y tanto el encuentro como el pacto y las promesas son renovados por parte del Señor y de Jacob. Nada más leer este pasaje he pensado en mi propia vida y ha venido a mi mente la idea de que cada cierto tiempo es preciso ir de vuelta a Betel. Naturalmente no me refiero al lugar geográfico, sin